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Representaciones y practicas sociales

RepResentaciones y pRácticas sociales isbn: 978-607-9294-01-4 de estos “otros” espectadores. En lugar de chisteras y “sacos” o chaquetas, los hombres llevan sombreros de ala ancha y camisas blancas sin cuello y sin cu- brir. Como José T. Cuéllar señalaba en 1856, en estas festividades “el popula- cho y la sociedad elegante estaban frente a frente, separados por su fortuna, y unidos por un mismo instinto, llamados por una misma voz, impulsados por un mismo deseo”.26 Ambos eran aficionados al espectáculo, pero no sólo estaban separados por su fortuna, también por su distribución en las gradas. En la tercera corrida de toros (figura 13) el artista representó el momento en que el torero va a entrar a matar enfrente del palco del presidente Arista y comentó la escena.27 De nuevo, la atención del público recae en el espec- táculo y en la conversación sobre el mismo. Bajo los palcos, dominados por chisteras y mantillas, los hombres de etiqueta observan y dialogan, y en la es- quina derecha de la grada y en primera línea volvemos a encontrar sombre- 32 ros de ala ancha, camisas sin cuello blancas y piel de color bronce. En estos dos cuadros las diferencias en la vestimenta y en el tono de piel, y la clara separación entre un grupo y otro (en el primer caso física, en el segundo en la distribución en la grada), sugieren distinto nivel económico y origen racial. Sin embargo, la distancia física entre ambos grupos no siempre se mantenía, como ejemplificó el autor en su dibujo a lápiz Exposición de pinturas en la Academia de San Carlos (figura 14).28 Como señaló Hegi, “la concurrencia que llenaba la sala de exposiciones era de muy variada procedencia: rancheros, cargadores, léperos, arrieros con sus parejas, junto a damas y caballeros distinguidos”. Con esta nota y con el dibujo como representación de la misma, el artista destacó la variedad de la sociedad mexicana y el variopinto público que acudía a la Academia. Hegi incluso apuntó que el lépero “no era un crítico indulgente, y no tenía el menor cuidado para expresar sus comentarios”. La vestimenta de cada uno de los personajes nos habla de su profesión (como el arriero en el extremo de la derecha) o su pertenencia a ciertas clases sociales (como el señor de traje y chistera del extremo izquierdo o el lépero en harapos que contempla una de las obras de arte en el cuadrante izquierdo inferior de la obra).29 Quizá los ejemplos más claros de diferencias entre clases y razas están en las imágenes de oficios y de mujeres de clase alta. En la acuarela titulada Frutera (figura 15), una mujer coloca cuidadosamente las frutas de su pues- to, siendo la escena central del dibujo. No obstante, en el extremo derecho Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Historia Moderna y Contemporánea • Maestría


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