La institucionalización de la perspectiva de género C. Sauteron culares de organización que es necesario revisar permanentemente en busca del equilibrio y la coherencia.32 Este autor destaca tres momentos del concepto de institución. El prime- ro es el de la universalidad de la ideología, de las normas y de los valores que guían la socialización. Corresponde a lo que Lourau denomina lo instituido. El segundo momento es el de la particularidad de la base social, es decir, del conjunto de determinaciones sociales específicas que vienen a negar la uni- versalidad; es lo instituyente o las fuerzas instituyentes. El tercer momento es el de la singularidad de la base material, es decir, de las formas organizacio- nales, jurídicas necesarias para lograr un objetivo específico. Corresponde a la institucionalización, la cual indica “una fase activa de estabilización que niega, al mismo tiempo, la actividad del instituyente como negación de lo instituido y el inmovilismo de lo instituido. Políticamente, la institucionali- zación es el contenido del reformismo, opuesto tanto al revolucionario de lo 43 instituyente como al conservadurismo de lo instituido.”33 Por lo tanto, la definición del concepto de institución no es unívoca, al designar, alternativa o simultáneamente, lo instituido o lo instituyente. Lou- rau sostiene que la historia moderna y la antigua es la de la institucionaliza- ción de los movimientos sociales mediante la acción del principio estatal de equivalencia, proceso que lleva a toda fuerza social a buscar su legitimación en la adopción de una forma que se parezca a las instituciones existentes.34 Esta tríada cíclica –instituido-instituyente-institucionalización– da cuenta de la institucionalización de un movimiento social como negación “organi- zada” de ese movimiento. En efecto, remite a un proceso mediante el cual nacen las fuerzas sociales instituyentes; las cuales, a menudo, terminan por constituir formas instituidas.35 En este sentido, Wilhem Mühlmann describe un aspecto de la insti- tucionalización, despreciado con demasiada frecuencia: “el simulacro de realización del proyecto inicial acompaña forzosamente al fracaso de este proyecto”. La idea de simulacro a propósito de la pseudorrealización del proyecto revolucionario en el discurso de la institucionalización “es en tanto que concepto político que designa la conversión de lo instituyente en lo instituido”. Por lo tanto, Mühlmann concibe la institucionalización como “el fracaso de la profecía inicial”, es decir, que ocurre una inversión del movi- miento por medio de la institucionalización.36 D. R. © 2010, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.
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