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Espacios Tatuados

Espacios tatuados. Textos sobre el estudio de las regiones y los territorios isbn: 978-607-7613-86-2 zando el espacio como parte del análisis y no sólo como un contenedor de cambios. Partiendo de esta concepción del espacio, la bisagra que permite el análisis territorial es la región, la cual se vuelve una construcción teórica ne- cesaria para seguir adelante en este recorrido. Palacios (1983) señala que las regiones tienen dos significados fundamentales en el trasfondo de cualquier clasificación: el primero hace referencia a una noción abstracta que puede ir desde el mundo material hasta el mundo de las ideas, y el segundo, hace referencia a los ámbitos concretos de la realidad física y sus elementos. Debido a la gran diversidad de clasificaciones de “región” que se han construido, en este artículo se retoma la definición que Palacios presentó a principios de los ochenta, cuando la definía como la “forma espacial de un subsistema social históricamente determinado, entendiendo como forma 124 espacial a una configuración territorial cuya lógica puede entenderse a partir de un proceso social concreto que acusa regularidad y recurrencia” (Pala- cios, 1983: 63). Esta definición de la región va en la línea del espacio como estructura de la totalidad social que se mencionó en párrafos anteriores; además, es relevante el trato y peso que Palacios da a la historia para poder entender las dinámicas y fenómenos sociales, ya que son fenómenos de larga duración y, como decía Harvey (2008), marcan o dejan huellas en el territorio. Para este análisis se ha decidido retomar la tipología realizada por José Luis Palacios (1983), posteriormente utilizada y afinada por Gilberto Gimé- nez (2000). En ambos casos, el tipo de referencia que hacen los autores al espacio está ubicado en el enfoque del espacio como una dimensión de la totalidad social, en donde “el espacio se vuelve una condicionante de los procesos sociales” (Hiernaux y Lindón, 1993: 104). Esta característica permi- te comprender el peso de las historias regionales y/o locales, las relaciones de poder, los procesos de adaptación y las inercias dinámicas que se dan en las interacciones, lo cual es fundamental para entender los problemas que generan la construcción del riesgo y la vulnerabilidad, como en el caso del Distrito Federal (D. F.).1 José Luis Palacios (1983) retoma los tres tipos de regiones2 más usadas: homogénea, polarizada, y programada o plan;3 algunos años después, Gimé- nez trajo al debate nuevas características sobre la región programada o plan, Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Estudios Regionales • Maestría


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