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Espacios Tatuados

El aporte de Fernand Braudel... O. G. Hernández Por su parte, John Holloway menciona que “es esencial ver a la historia con relación no sólo al pasado, sino al proceso continuo del desarrollo social …. La historia no es más que el movimiento de la lucha de clases, defi- niendo y redefiniendo los frentes de batalla entre clases” (Holloway, 1991: 236). Esta concepción abarca no sólo el presente y el pasado, sino que los contempla también para la construcción de escenarios del desarrollo social y territorial y con ello permite hacer observaciones prospectivas. ¿Qué saberes, eventos, decisiones se han conjugado para que “x” territorio y sociedad se enlacen de cierta manera? ¿Qué movimientos y articulaciones en el interior y en el exterior se han presentado, y se pueden realizar, para el mejor desarro- llo y estado de tal sociedad? La prospectiva, fase del proceso de planeación, es también una tarea en la cual la geohistoria tiene voz y voto. La posición y papel de la sociedad en la historia, aunado a las condi- cionantes que esta encuentra dentro de un sistema, más las ventajas o des- 147 ventajas de su terreno, son circunstancias para el desarrollo de ese continuo llamado desarrollo social. Sin duda, los movimientos sociales, por ejemplo la revolución mexicana y su materialización en el reparto agrario, han dado vuelcos a las tendencias espacio-temporales dominantes. Henri Lefebvre en tanto clásico de la sociología urbana, menciona a su vez la necesidad de relacionar el tiempo con el espacio, la sociedad con el territorio, cuando afirma: “tendríamos que estudiar no sólo la historia del espacio, sino también la historia de las representaciones, así como con sus relaciones … la historia no sólo debe abordar la génesis de esos espacios, sino también las interconexiones, las distorsiones, los desplazamientos, las interacciones mutuas y los vínculos con la práctica espacial de una sociedad en particular o modo de producción en consideración” (Lefebvre, 1991: 42). Las prácticas espaciales dan forma al espacio y, a su vez, se combinan con otros para crear regiones nodales, homogéneas, virtuales. La práctica espacial, dice Lefebvre, “consiste en una proyección sobre un campo (espa- cial) de todos los aspectos, elementos y momentos de la práctica social el autor argumenta que estos se encuentran separados unos de otros, pero que no significa que el control general sea abandonado ni por un momento” (Lefebvre, 1991: 8). La historia es clave en el argumento de Lefebvre cuando deduce que “si existe un proceso productivo, si el espacio es producido, entonces se trata D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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