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Factores históricos y contemporáneos... M. N. Maya Desde finales del siglo xix se establece en Saltillo la casa comercial de Dámaso Rodríguez, primera empresa mexicana con capital importante en todo el estado que no era controlado por extranjeros y que no era invertido en terrenos o fincas. Esta empresa con el tiempo se extendió a la agricultu- ra y a la industria, prosperando hasta el siglo xx.7 Surgen también desde la década de 1890 las sociedades por acción, entre las que destacan el pro- pio Dámaso Rodríguez y Marcelino Garza en unión con Guillermo Purcell, quienes constituyen la Compañía Industrial Saltillera, que incluía actividades como los textiles, el papel y los molinos de harina. Sin embargo, las unidades productivas asociadas a la manufactura de fundición fueron la simiente de una industrialización mayor, determinante en el crecimiento de la ciudad de Saltillo cuando proliferaría la metalmecánica (García 2003: 130). Sin embargo, antes de darse dicho impulso, dos acontecimientos po- líticos obstaculizaron el camino del crecimiento industrial del sureste de 205 Coahuila: el primero fue la ambición del general Bernardo Reyes por suce- der a Porfirio Díaz en el poder, quien con gran influencia política en el norte de México, alentó con ventajosas concesiones a empresarios regiomontanos cuando fue gobernador de Nuevo León, lo que impulsó el desarrollo econó- mico e industrial de Monterrey, dejando a Saltillo no sólo muy atrás en este rubro, sino supeditada a la capital regiomontana en muchas industrias. El segundo fue que la industrialización de Saltillo se interrumpió cuando fábri- cas textiles paralizaron temporalmente su producción, debido al estallido de la revolución mexicana, con sus consecuentes incendios, destrucciones de maquinaria y despojos de las estructuras para fines bélicos (Dávila, 1986). En Saltillo, a las industrias textileras, harineras, curtidurías, zapateras, refresqueras, entre otras, se sumó una pequeña fundición y herrería creada por don Isidro López Zertuche en 1914; esta amplió su giro en 1928 con el nombre de Isidro López y Hermanos (ilhnos) que, además de la comerciali- zación se dedicó a la fabricación de tubos y codos para estufas y calentado- res, vajillas de peltre, tinas de baños y otros artículos de lámina galvanizada y artículos de aluminio o metálicos de uso doméstico. Este giro era acorde con las exigencias de “un mercado que despuntaba hacia la prosperidad y prometida modernidad pos revolucionaria”, así como respuesta al creci- miento urbano del país y los nuevos patrones de acumulación que se estaban D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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