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Evaluación del Programa... M. J. Lorenzen 16 Los límites son, de nueva cuenta, 18 hectáreas en Baja California, quince en Baja California Sur, diez en Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas, ocho en Durango y Zacatecas, siete en Colima y Sonora, seis en Aguascalientes y Jalisco y cinco en el resto de los estados. 17 “Acuerdo por el que se modifican y adicionan diversas disposiciones de las Reglas de Operación del Programa de Apoyos Directos al Campo, denominado Procam- po”, Sagarpa, Diario Oficial de la Federación, México, 8 de abril de 2009. 18 Consultar, al respecto, las síntesis de Durán (2007) y Schwentesius et al. (2007). 19 Consultar las síntesis de Durán (2007) y Schwentesius et al. (2007). 20 De acuerdo con los “Lineamientos generales para la evaluación de programas federales de la administración pública federal”, Presupuesto de egresos de la federación para el ejercicio fiscal, 2007. 21 Matilde Pérez, “La mayoría de los beneficiarios del Procampo utiliza el apoyo para gastos familiares”, La Jornada, sección Sociedad y Justicia, México, 14 de 89 noviembre de 2002. 22 De acuerdo con los datos presentados en: “Procampo, convertido en plan de subsidios para agricultores pudientes”, Matilde Pérez, La Jornada, sección Políti- ca, México, 6 de agosto de 2007. 23 El Coneval define tres líneas de pobreza por ingresos: la pobreza alimentaria –la insuficiencia del ingreso familiar para procurarse la canasta básica de alimen- tos–; la pobreza de capacidades –la insuficiencia de ingresos familiares para procurarse la canasta básica, así como las necesidades de salud y educación–; y la pobreza de patrimonio –la insuficiencia del ingreso familiar para procurarse la canasta básica, así como las necesidades de salud, educación, vestido, transpor- te y vivienda. Retomamos aquí esta última categoría de pobreza. 24 Ante todo, las críticas señalan que las encuestas utilizadas para calcular la pobre- za, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (enigh), de 2002 en adelante, subestiman el tamaño de las familias (especialmente en las localidades rurales) y sobreestiman el número de personas ocupadas, afectando las estima- ciones de la pobreza. De esta manera, las enigh recientes han dado resultados inverosímiles, por ejemplo, el hecho de que el porcentaje de personas rurales del quinto decil de ingresos haya bajado de 88 a 8.3% entre 2000 y 2004, mientras que el sector agrícola tuvo un crecimiento económico prácticamente nulo. Véase al respecto: Damián (2007) y Julio Boltvinik, “La información estadística cuestio- nada”, La Jornada, sección Economía, México, 22 de febrero de 2008. D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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