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Representaciones y practicas sociales

Los “otros” mexicanos M. D. Ballesteros dependizado”, un país que representaba “el lugar ideal para descubrir y ex- plotar lo exótico, lo desconocido, lo diferente que para la mayor parte del viejo continente había permanecido oculto durante 300 años de dominación española”.39 Sus pinturas fueron la ventana por la que Europa conoció a la recién creada nación mexicana. Estas imágenes no sólo sirvieron para informar a los europeos deci- monónicos del México independiente, también son ricas fuentes de infor- mación para los historiadores actuales. Como afirma Gustavo Curiel, entre otros, la “imagen pictórica no sólo recrea y evoca la apariencia que los seres y las cosas tuvieron en determinado momento de la historia”, sino que “también construye esa apariencia conforme a los paradigmas culturales e ideológicos que los grupos rectores de una sociedad imponen para sí mis- mos y para los demás”.40 Estas imágenes nos permiten conocer cómo era el día a día de la sociedad mexicana de la primera mitad del siglo xix: su forma 49 de trabajar, su vestimenta, sus diversiones, sus divisiones, etc. Asimismo, nos permiten conocer la visión que los artistas europeos tenían de los tipos populares y de la población indígena y afromexicana como ejemplos de lo característico de las tierras americanas. En definitiva, estas obras son ricas fuentes de información para ampliar nuestro conocimiento de la historia social y cultural del México decimonónico. En particular, estas imágenes ayudan a escribir la historia de los afromexicanos anónimos tras la independencia. Cuando llegaron a Méxi- co, estos artistas buscaban el exotismo de lo indígena, del “otro”, y en su camino se cruzaron con afromexicanos a los que capturaron en sus pintu- ras. Más vinculados con las costas que con el centro del país –aunque no completamente ausentes en el mismo–, la población de origen africano desfila por sus trabajos, bien desempeñando diversos oficios, como coche- ros, trabajadores de la caña, labores del hogar, etc., bien disfrutando de su tiempo ocioso asistiendo a la iglesia o tomando chocolate. Además, todos estos artistas pintaron la diferencia social y racial, es decir, captaron los mundos encontrados de la elite capitalina y la masa trabajadora de color que los atendía. Así, aunque el objetivo que perseguían con su visita al país era pintar la alteridad indígena, también representaron una sociedad dividi- da por la línea de color y otra alteridad, menos numerosa pero no extinta: la población de origen africano. D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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