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Representaciones y practicas sociales

RepResentaciones y pRácticas sociales isbn: 978-607-9294-01-4 colecturía; si el número de unidades declarantes era grande, la colecturía se dividía en cuantos partidos fuera posible. La recolección del diezmo estaba a cargo del colector, quien estaba obligado a cobrar y administrar con todo “cuidado y exactitud” los diezmos causados y que se causaren en la colecturía de su cargo.28 Este podía ser miembro de la Iglesia o laico. En cualquier caso era designados directa- mente por las autoridades capitulares, previa valoración de sus capacidades laborales y condición económica.29 Para ello, los jueces hacedores contaban con informes sobre su persona que contenían una descripción detallada de su posición social y económica. Por ejemplo, se hacían referencias sobre su conducta, salud, conocimientos, estado familiar, experiencia laboral, etc. Estos documentos eran elaborados por gente cercana al candidato a colector y su informe podía ser firmado o entregado en anonimato. 62 Al comienzo de su administración, el colector recibía de los jueces hacedores los libros de cuentas de sus antecesores, donde se expresaba el estado de la colecturía. Una vez recibidos los libros, tenía la obligación de informar cada mes o cada dos meses sobre el estado de lo recolectado, los productos vendidos y las existencias disponibles. De igual manera, debía dar cuenta del estado de los pleitos o negocios relacionados con los causantes, así como de cualquier compostura hecha a la casa colecturía o troje dentro de la demarcación del diezmatorio administrado.30 El colector registraba en el libro de cuentas los egresos e ingresos y remitía estos últimos al Cabildo metropolitano. El monto recaudado en me- tálico se entregaba trimestralmente (junto con un informe) y, al final del año, en el mes de diciembre la cuenta general junto con los rezagos de años an- teriores.31 No obstante, podía ser requerido por la haceduría cualquier día del año, y en caso de que no entregara las cuentas puntualmente, se podía proceder contra él y/o sus fiadores de manera ejecutiva.32 Por su labor, el colector recibía una remuneración económica que de- pendía del monto recaudado neto, el cual variaba de acuerdo con la im- portancia de la colecturía (determinada por su riqueza agropecuaria): una comisión que oscilaba entre 5 y 8%. Por la administración de la recolección en pueblos de indios podían recibir hasta 20% de comisión. Todas estas retri- buciones eran definidas por el Cabildo metropolitano.33 Sin embargo, había un parámetro para establecer los salarios y premios: entre más sencilla y Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Historia Moderna y Contemporánea • Maestría


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