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Representaciones y practicas sociales

La recaudación decimaL en eL arzobispado de méxico C. A. Ortega abundante era la recolección, el porcentaje de ganancia era menor, mientras que en los casos de escasa y difícil recaudación aumentaba.34 El colector se encargaba de recolectar el diezmo en las unidades produc- toras/declarantes pertenecientes a su colecturía. Acudía a las propiedades, donde solicitaba al causante la manifestación (declaración) de la producción anual, tanto agrícola como pecuaria. A partir de las cantidades inscritas en la manifestación se estimaba el total de los productos correspondientes a la renta decimal, ya fuera en especie o en dinero. El acto recaudatorio se cerra- ba con las firmas del colector y del causante asentadas en el libro de cuentas. Después de conseguir el pago del diezmo el colector transportaba los productos a los almacenes dispuestos en puntos geográficos estratégicos dentro del territorio de la colecturía.35 Animales de carga y carretas servían para tal propósito, los cuales, la mayoría de las veces, eran rentados por el colector. El pago del flete de los productos era deducido de la recaudación, 63 aunque en circunstancias específicas el diezmante lo pagaba.36 Bajo su mando se encontraba un conjunto de dependientes tales como notarios, recolectores, trojeros y vendedores.37 El colector era responsable de los actos de sus subordinados; cualquier riesgo en la recaudación o quebran- to al sistema fiscal hecho por ellos era motivo de sanción.38 Una tarea del colector era obtener dinero de los productos diezma- dos, por tanto, procuraba vender la mayor parte de estos en las mismas fincas, en la casa colecturía, en los pueblos de los alrededores o en los tianguis de la región. Al final del año fiscal el colector entregaba en metálico el total neto de la recaudación decimal a la clavería, en donde se sumaba a los montos del resto de las colecturías para conformar la gruesa decimal. La distribución de la gruesa decimal fue establecida en la Erección de la iglesia de México de 1534. En dicho documento se indicaba que los diezmos fueran divididos en cuatro partes, una para el prelado o mesa episcopal (25%), otra para el Cabildo o mesa capitular (25%) y las dos restantes debían dividirse en nueve partes llamadas novenos. De los novenos, dos de ellos, los novenos reales, eran para la corona (11.1%); cuatro novenos beneficiales (22.2%) se destinaban a la mesa capitular para ayudar a las parroquias del arzobispado y para la paga de oficiales; un noveno y medio (8.3%) para la fábrica material de catedral, y otro noveno y medio para el hospital de la diócesis.39 D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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