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Espacios Tatuados

Hacia un desarrollo local... D. N. Martínez declaración sobre el patrimonio de la humanidad22 se incorporen las tierras productoras de cacao, la manufactura del chocolate y los vestigios arqueo- lógicos de la cultura olmeca, localizada en la región de la Chontalpa, como bienes sociohistóricos, y también se pretende inscribir a los cultivos cacao- teros en el catálogo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conapro). En ese sentido, la participación conjunta de microempresarios, asocia- ciones civiles, productores independientes, la misma sociedad y la interac- ción de los distintos órdenes de gobierno, está definiendo el estilo de desa- rrollo en la región, lo que genera beneficios a sus habitantes, ya que permite diversificar las fuentes de empleo y de ingresos. La experiencia de los microempresarios es un marco de referencia a partir del cual es posible argumentar que se pueden desarrollar acciones encaminadas a promover pequeñas economías con base en la potencialidad 117 propia del territorio, estableciendo las bases para un desarrollo local. Dicha afirmación se concluye al identificar algunos ejes básicos: 1. La participación e iniciativa propia de los agentes económicos loca- les en la definición de las estrategias de desarrollo. 2. El aprovechamiento de la potencialidad existente en el territorio, hu- mano, natural y sociocultural. 3. La utilización de un recurso endógeno cacao-chocolate, basado en una tradición sociocultural que implica la organización productiva histórica- mente desarrollada por la familia, que condiciona los procesos de desarrollo local. 4. La identidad laboral cacaotera. De esta manera, el espacio es construido históricamente por los sujetos sociales, quienes lo trasforman o lo reconfiguran. Se puede afirmar que el territorio no es un mero soporte físico en el que se pueden imponer acciones y programas de desarrollo “desde arriba”, en virtud de que la experiencia empírica ha demostrado que las políticas regionales impuestas han fracasado por no considerar las necesidades regionales y relegan la participación de la población en las relaciones productivas. Por ello, el territorio es un agente de transformación social y son los pro- pios pobladores, con sus bases históricas y socioculturales, quienes refuer- zan las acciones del desarrollo local; es en estos espacios donde las iniciati- D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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