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Espacios Tatuados

Espacios tatuados. Textos sobre el estudio de las regiones y los territorios isbn: 978-607-7613-86-2 Del espacio al territorio El espacio tiene una indudable influencia sobre las relaciones que en él se presentan. Desde la perspectiva de la geografía crítica, el espacio es una estructura subordinante y subordinada que produce significados y formas socioterritoriales a la vez que a través de estas producciones se carga de sen- tidos (Hiernaux y Lindón, 1993). El espacio es una condición a priori de los fenómenos externos que asume las formas específicas de los objetos reales y de las relaciones. Así, la acción recíproca entre individuos, entendida como el motor de la dinámica espacial, es un elemento clave para comprender el carácter dialéctico del espacio (Hiernaux y Lindón, 1993). En efecto, a través de la acción social, lo subjetivo y lo objetivo del espacio se reformulan uno al otro sin parar. 16 Para comprender mejor la dialéctica espacial es necesario observar tres dimensiones que actúan de manera simultánea: el espacio de vida, el es- pacio vivido y el espacio social. El espacio de vida corresponde al espacio frecuentado y recorrido con un mínimo de regularidad, es el espacio de la experiencia concreta de los lugares, el espacio de la cotidianidad del actor. En este sentido, el espacio se usa, se practica y en el uso de los lugares se crean nudos que se ligan entre sí a través de corredores circulatorios (Di Méo, 2000). Este espacio es piedra angular en la construcción de los lazos que se forjan entre la sociedad y su ambiente. Luego se encuentra el espacio vivido que se refiere al espacio que pasa por la dimensión imaginaria de la práctica humana. Este espacio nace de la conjunción entre el espacio concreto de los hábitos, por un lado, y el de las representaciones, ideas, recuerdos e imágenes, por el otro. Por último, existe el espacio social que corresponde a la superposición de los lugares y relaciones que ahí se dan y que es “el conjunto de las rela- ciones sociales espacializadas” (Frémont en Di Méo, 2000: 39). Así, el espa- cio de vida, el espacio vivido y el espacio social, simultáneamente anclados al espacio geográfico, instituyen territorios. Las formas que estructuran las imágenes del espacio resultan de una experiencia individual y de formas específicas de socialización pero también de las formas territoriales previas ancladas al espacio (Harvey, 1985). El espa- cio es un reflejo de la articulación de las relaciones sociales: es función y de- Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Estudios Regionales • Maestría


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