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Espacios Tatuados

La sierra Tarahumara... R. Luna complementaran sus necesidades alimenticias mediante la recolección de frutos en otros sitios cercanos de clima templado. Al pasar el invierno podían volver a las zonas altas, ya que debido al clima y lo seguro de las lluvias, era más factible que se diera una buena cosecha. La movilidad era una opción ante climas extremos, permitía hacer frente a algún imprevisto como sequías, plagas, incendios, desborde de ríos. La movilidad se presentaba como una alternativa, pero también como un imperativo en la vida social del grupo. Ahora bien, la escasa acumulación de bienes era un elemento impor- tante para llevar acabo la movilidad. En efecto, la poca abundancia de ob- jetos facilitó el traslado de un lugar a otro; debido a ello, la acumulación de bienes materiales estaba limitada por el constante movimiento pero también por el poco desarrollo tecnológico. Otra de las ventajas de la movilidad es que permitía entablar y con- servar nuevas relaciones con miembros de otras rancherías. Relaciones de 175 alianza, de parentesco, de reciprocidad, en un clima y un medio diferentes, lo cual posibilitaba brindar y obtener ayuda en momentos difíciles. A la llegada de los españoles y con ellos el proyecto civilizatorio de Occidente, la movilidad, al igual que otras prácticas, sirvió como estrategia de resistencia que les permitió a los rarámuri, entre otros, evitar ser incorpo- rados totalmente a los pueblos de misión, ello posibilitó la conservación y reproducción de hábitos y creencias fundamentales en su cultura. En términos de organización política no hubo una estructura jerárquica permanente, es decir, un sistema organizado de autoridades constantes, sino que buena parte de las decisiones se tomaban a nivel de unidades familiares extensas o de los grupos de asentamientos llamados rancherías. Hubo una serie de figuras como caciques, líderes militares, shamanes, pero estos no tenían permanencia ni capacidad organizativa; la importancia de algunos de ellos se daba en momentos coyunturales, como guerras o catástrofes; por lo que no hubo una estructura religiosa, civil o militar estable que organizara y regulara la vida en comunidad. Tal parece que no hubo jerarquización o subordinación entre grupos. Si bien es cierto las guerras fueron frecuentes, no significaba ni conquista territorial, ni subordinación tributaria; la organi- zación militar era momentánea. Por tanto, previo a la llegada de los espa- ñoles, la sierra Tarahumara se caracterizaba por pequeños asentamientos, dispersos, de distintos grupos étnicos, con una cierta autonomía política y económica entre sí. D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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