Page 20

Espacios Tatuados

El sentido territorial... F. Khayar el territorio se convierte en el marco de prácticas culturales espacialmente localizadas. Estas localizaciones se convierten en espacios significantes. Así, al combinar los tres niveles en los que se expresa la territorialidad, surge una forma espacial medular en cuanto a la comprensión del territorio: el lugar. Los lugares pueden ser tomados como una “cultura localizada en el es- pacio y en el tiempo”, como propone Marc Augé (1992: 48). Esta definición deja ver que la discusión sobre la naturaleza del lugar no gira solamente en torno a una cuestión de escala geográfica. En efecto, cada territorio, sea cual sea la escala, constituye un mundo que las representaciones colectivas in- tentan diferenciar en lugares específicos. Los lugares pueden ser practicados (enclaves/lugares donde se desarrolla alguna de las esferas de la vida cotidia- na: los espacios de vida), representativos (monumentos, puntos de referen- cia) y transitados (vías y objetos espaciales intermedios de un lugar a otro).1 Los lugares son entonces un escenario fundamental de la ocurrencia de 19 las formas sociales recurrentes; son, en efecto, los componentes materializa- dos en un espacio geográfico, de un sistema de valores con significados va- riables sujetos a combinaciones propias de cada emplazamiento humano. El lugar es el espacio, por excelencia, de los significados: se los asocian valores y roles espaciales con respecto a las ideologías de los grupos que lo territo- rializan. En suma, el lugar localiza, significa y designa realidades de diferen- tes órdenes. En este sentido, el lugar simboliza al colectivo al convertirse en la marca empírica de la existencia objetiva de un grupo (Debarbieux, 1996). El lugar es en sí mismo el escenario de las relaciones sociales, el es- pacio de la existencia individual y colectiva; como todo espacio, conserva una memoria que permite que los valores y los significados queden ancla- dos al territorio, más allá de la permanencia de determinados individuos en él. Desde esta perspectiva, la región se conforma por el eslabonamiento y conexión de lugares donde un grupo de individuos puede actuar. En otras palabras, se trata del campo de acción y representación del sujeto. Cuando se condiciona un espacio o ambiente natural a través de un proceso que otorga significados y valores al espacio para el desarrollo de las actividades de quienes lo practican, se produce un hábitat físico (Matas y Riveros, 1988). Los elementos simples que conforman este hábitat –los luga- res– definen los espacios en los que un grupo actúa o en los que se piensa. D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


Espacios Tatuados
To see the actual publication please follow the link above