Page 215

Espacios Tatuados

Espacios tatuados. Textos sobre el estudio de las regiones y los territorios isbn: 978-607-7613-86-2 hacia Estados Unidos, por lo que se podría pensar como una región clave para la instalación de plantas industriales con ventajas salariales para las empresas, ya que entre 1975 y 1990 los salarios en la industria automotriz en Estados Unidos pasaron a ser entre 3.2 y 9.8 veces los salarios pagados en México (Sosa, 2005: 132). En ese sentido, entre los factores determinantes de la formación del agrupamiento o clúster 22 de la industria automovilística en el distrito industrial de Saltillo figuran los salarios profesionales en Saltillo y Ramos Arizpe, históricamente más bajos que en otras partes del país (aunque en la actualidad se han elevado por arriba de los mínimos). Por todo lo ante- rior, la región es atractiva en términos de costos para las empresas (Mendoza, 2001: 254). Entre las grandes unidades de producción que generan 83% del ingre- so en la actividad industrial de Coahuila y de la región sureste, se destacan 214 seis empresas principales, cuyo orden, de mayor a menor serían: General Motors, Peñoles, gis, Chrysler, Micare y Altos Hornos de México, indicando, en contraste, que el dominio histórico de empresas locales en la economía coahuilense desde la década de 1930 es desplazado para la década de 1990 y hasta la actualidad.23 Tras las facilidades fiscales y al ser beneficiarios de la infraestructu- ra que recibieron de parte de los gobiernos federal, estatal y municipal en Coahuila, General Motors y Chrysler adquirieron varios compromisos con la instalación de sus plantas en la región sureste de la entidad: la primera era que en conjunto establecerían un complejo productivo con plantas para la producción de motores de exportación, las que alcanzarían alrededor de 590 000 unidades en 1997, armado de vehículos y líneas de estampado y pintura. Por otro lado, Chrysler instalaría otra planta ensambladora de ca- miones y camionetas, que desde la década de 1990 tiene un alto índice de exportaciones y de contenido de insumos nacionales usando monoblocks construidos por el gis e impulsando empresas locales hasta ese momento. Ambas plantas se instalaron en la capital del estado y en la zona conurbada entre 1979 y 1982, convirtiéndose en las detonadoras de la industria regio- nal debido a las relaciones que desarrollaron con las empresas existentes y por el fenómeno de atracción que ejercieron con proveedores nuevos. El total de las inversiones de Chrysler en el distrito para inicios de 1988 era de 350 000 000 de dólares en la planta de ensamblado y de 140 000 000 de Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Estudios Regionales • Maestría


Espacios Tatuados
To see the actual publication please follow the link above