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Espacios Tatuados

El sentido territorial... F. Khayar migratorios como “corrientes que se han establecido históricamente y que por lo tanto se localizan y repiten con regularidad” (Herrera, 2006: 31). En efecto, las redes sociales no son sólo producto de los individuos, sino que forman parte de la inscripción de estos dentro de ciertas entidades colectivas espacializadas (Offner y Pumain, 1996). Las redes como “el entra- mado de elementos facilitantes del proceso migratorio, tanto en la sociedad emisora, como en la receptora” (Herrera Carrasou, 2006: 31) también se construyen dentro de las sociedades por donde el migrante transita en su recorrido hacia un destino definitivo o proyectado como tal. Comúnmente, el territorio organizado se observa como una estructura rígida en la medida en que es una configuración territorial heredada, y los límites, también heredados, son espacios de ruptura, de discontinuidad en la homogeneidad de la extensión territorial. Sin embargo, la migración contem- poránea, a partir de la flexibilización internacional de los mercados labora- 23 les, nos demuestra que los migrantes reformulan, bajo nuevos términos que les son propios, estos territorios a través de su andar. La noción de circulación migratoria nos es de gran utilidad para el es- tudio de los territorios de la movilidad de los transmigrantes. La movilidad hace referencia al acto de transitar por el espacio. Es un efecto de la distancia entre localizaciones geográficas pero sobre todo de la posibilidad de unir determinados emplazamientos en un mismo campo de la experiencia espa- cial humana. Así, la circulación migratoria se entiende como una movilidad multipolar de duración variable en el marco de un sistema socioespacial nacido de un campo migratorio que da lugar a procesos de territorialización (Faret, 2001a). Los actores organizados en redes circulatorias se valen de estrategias en el espacio que contribuyen a una “calificación” relativa de los lugares. Las cualidades que se le atribuyen a los lugares producen prácticas espaciales originales y de reconocimiento colectivo de los espacios de la movilidad. Así, podemos afirmar que existe una trama psicosocial de los lugares y una tipología imputada, en virtud de las cualidades que se le atribuyen. Se trata de un proceso tanto individual como colectivo a partir del cual se le atribu- yen sentidos a los lugares y se jerarquizan. No hay duda de que la movilidad, como hecho social, nos pone en una situación de incertidumbre con respecto a las estructuras tanto espaciales D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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