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Representaciones y practicas sociales

La Unión nacionaL de Padres de FamiLia M. A. Pérez de Sonora.5 La hostilidad contra la educación católica debe situarse en el contexto de este anticlericalismo tan extendido entre los constitucionalistas. Aquel fue motivado por la idea, muy difundida entre ellos, de que el clero y el Partido Católico Nacional (Pcn) dieron respaldo al gobierno de Huerta (algu- nos miembros prominentes del partido participaron en su gobierno, pero fue más la excepción que la regla), en particular ayuda económica (que fueron préstamos por lo general obtenidos por la fuerza) y que habían sido parte de la conspiración para derrocar y asesinar a Francisco I. Madero. Igualmente, se acusaba a la Iglesia de usar su influencia para poner a la población en contra de los revolucionarios, lo que no es descartable tampoco, pero que en gran medida también se dio por los frecuentes actos de rapiña y destrucción de las tropas carrancistas. Si bien algunos católicos, altos jerarcas eclesiásticos, clérigos y miembros del Pcn pudieron posiblemente haberse congratulado con la caída de Madero, esperando que ello llevara a restaurar el orden en 135 el país, es poco creíble que hubieran participado en la conjura y menos aún desear su aniquilación; por lo tanto, era injustificado responsabilizar a todos los miembros de la Iglesia. Así las cosas, sin comprobar del todo las acusa- ciones en su contra, los constitucionalistas desataron la persecución (que en algunos casos llegó al asesinato), la destrucción y profanación de templos. Finalmente, otro factor que contribuyó al anticlericalismo, era la religiosidad menos fervorosa de los revolucionarios del norte, hombres de frontera prag- máticos que llevaban una vida, por así decirlo, más laica. Esto fue propiciado por la débil presencia y menor influencia del catolicismo en esa región desde tiempos históricos y por la influencia estadunidense. Tiempo después, el debate del artículo tercero fue uno de los más acalo- rados y largos del Congreso Constituyente de Querétaro (1916); y el proyecto del artículo tercero del Primer Jefe, moderado y que daba cierta libertad a los católicos, fue desechado en favor de la propuesta de la Comisión de puntos constitucionales, dirigida por el diputado Francisco J. Mújica, de tendencias radicales, que hizo evidente su oposición al catolicismo en sus discursos. Así, a pesar de la oposición y los alegatos de los diputados liberales, el ala radical del Constituyente se impuso. El anticlericalismo de los constituyentes como Mújica, que tenía sus raíces en el siglo xix, también se explica por el hecho de que se veían a sí mismos como herederos de los liberales forjados en la difícil lucha contra D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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