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Representaciones y practicas sociales

RepResentaciones y pRácticas sociales isbn: 978-607-9294-01-4 cación y el buen desempeño de los profesores. Otro punto a destacar era que la organización defendía los medios legales y pacíficos para abolir o rectificar las leyes que oprimían los derechos de los padres. En otra parte del estatuto se mencionaba que la asociación se organizaría en forma piramidal y centraliza- da, con centros municipales, centros estatales y un centro nacional ubicado en la ciudad de México, que sería rector de las labores de la agrupación y dirigiría su acción general. En cuanto a los socios, podían serlo los jefes de familia de “reconocida moralidad”, fueran hombres o mujeres.17 De esta manera, la unPf iniciaba su largo camino. Puede ser que uno de los factores de su permanencia, al menos hasta los años cuarenta, haya sido la adopción de una organización centralizada y con una autoridad fuerte en la capital del país, que evitaba la dispersión de los centros municipales y estatales y de los socios. Pero no disponemos de datos para establecer el 140 ritmo de su expansión, que debió haber sido lenta y gradual. Además vemos que en sus estatutos la Unión se presentó desde su aparición como una or- ganización civil, establecida por ciudadanos conscientes de sus derechos y obligaciones, preocupados por la educación de sus hijos, cuidándose de no hacer patente su carácter confesional y sus vínculos con el clero. No se hacía ninguna alusión a la religión ni a la Iglesia y su jerarquía, y había una vaga referencia a la doctrina católica, al apelar a los derechos naturales para justificar la lucha por la libertad de enseñanza. El motivo más plausible para que la unPf no se presentara abiertamente como asociación católica era el anticlericalismo que predominaba en la época revolucionaria, y porque la recién promulgada Constitución prohibía las organizaciones con nombres que tuvieran connotaciones religiosas. Según Ramón Sánchez Medal, presi- dente de la agrupación a principios de los años sesenta, otra razón para ello era que las acciones y determinaciones que esta tomara ante las autoridades comprometerían la responsabilidad de la jerarquía católica o imposibilita- ría que la Unión misma actuara con independencia en el ejercicio de sus derechos. Esto indica que la organización tomó distancia de la jerarquía, pero, como admitía Sánchez Medal, se guiaba por los principios del derecho natural aceptados por la Iglesia. Eran tareas sujetas, continuaba este autor, al magisterio de esta, pero no obras apostólicas, cuyas acciones pudieran imputarse y comprometer a la jerarquía eclesiástica.18 Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Historia Moderna y Contemporánea • Maestría


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