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Representaciones y practicas sociales

“Los que voLaron sobre eL nido deL cuco.” F. Morales to de crítica con tintes antipsiquiátricos hacia la psiquiatría institucional, que en algún momento trascendió el sector de la salud mental y se materializó en el mundo de la cultura, como en el cine, la prensa y la industria editorial.19 El tema de la antipsiquiatría en México, entonces, puede entenderse dentro de dos categorías: de forma estricta, en la historia de la psiquiatría, y de un modo más amplio, en la historia cultural y social. Por un lado, la re- cepción de la antipsiquiatría hay que comprenderla como parte del pasado reciente de la psiquiatría mexicana y, por otro, como parte de la explosión de planteamientos críticos que se dio en nuestro país en la década de 1970 “en relación con el modelo desarrollista de crecimiento económico y con el sistema autoritario de control político y social”.20 Por otro lado, no se puede decir propiamente que en México haya exis- tido una antipsiquiatría, sino, más bien, aquí se presentó un influjo de esta en diversas personalidades y sectores. No hay antipsiquiatras mexicanos. Lo 213 que sí hubo fue gente que aceptó la antipsiquiatría y la adaptó y reelaboró de acuerdo con sus propias circunstancias personales y profesionales. El movi- miento antipsiquiátrico extranjero influyó de manera importante en algunos médicos, psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas mexicanos. Vemos que su pensamiento y sus acciones en gran parte fueron inspirados por esta tenden- cia. La antipsiquiatría inglesa y la italiana, con personalidades como Laing, Cooper y Basaglia, fueron las más influyentes y significativas.21 En líneas generales, podemos señalar que estos mexicanos encontraron en la antipsiquiatría una visión más integral y holística del fenómeno de la patología mental que les permitió trascender los planteamientos tradicionales y más limitados de la psiquiatría oficial, la psicológica académica o el psi- coanálisis ortodoxo, aunque, como ya vimos, tampoco era tenida como una panacea. Para ellos fue muy importante no sólo hablar de los factores bioló- gicos y psicológicos de la locura, sino también de los aspectos económicos, sociales y políticos que incidían tanto en su etiología y sintomatología como en su tratamiento y prevención. Concibieron a la locura como un hecho que realmente existía, pero que en la sociedad moderna había sido “ideologiza- do” –enmascarado– por el Estado, las clases gobernantes, el capitalismo, la familia y, por supuesto, las “técnicas psi”. De tal forma, estas últimas no eran más que instrumentos de control social y político para reprimir no sólo a los disidentes, sino también a todos aquellos que no se circunscribieran al statu D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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