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Representaciones y practicas sociales

RepResentaciones y pRácticas sociales isbn: 978-607-9294-01-4 quo. En este sentido, criticaron duramente los dispositivos asistenciales y te- rapéuticos de la psiquiatría institucional. El hospital psiquiátrico fue atacado porque se le tuvo más como un sitio carcelario que reproducía la violencia y la enfermedad mental, que como una institución verdaderamente científica y médica. Tratamientos como los neurolépticos, los electrochoques y la psi- cocirugía fueron vistos como una forma de tortura y de control.22 Sobre el sistema de salud mental y la asistencia psiquiátrica en México, consideraron que se encontraba en lamentables condiciones. La “Operación Castañeda” fue calificada como un embuste debido a que los problemas del viejo manicomio se habían trasladado exactamente a los nuevos y “mo- dernos” establecimientos. Los hospitales campestres y los hospitales-granja fueron el blanco preferido de sus diatribas. Representaban el ejemplo vivo de que los manicomios eran instituciones de la violencia. Los psiquiatras de la 214 tendencia institucional tampoco estuvieron a salvo de las críticas. “Agentes del poder”, “tecnócratas del alma”, “brujos modernos”, fueron algunas de las descalificaciones que recibieron. Y Ramón de la Fuente fue el psiquiatra mexicano más vilipendiado en la época –y quizá aun hoy en día. La idea era que él había formado una camarilla de poder al estilo priista que no sólo aglutinó las plazas de trabajo en las universidades, instituciones y hospitales, sino que, además, era el principal propugnador de una psiquiatría marcada- mente biologicista vinculada de manera exclusiva con los hospitales psiquiá- tricos y las compañías farmacéuticas productoras de psicotrópicos.23 Un aspecto capital de la recepción de la antipsiquiatría en México fue el de las reuniones académicas que se efectuaron aquí entre 1975 y 1987. Aunque tuvieron una conformación heterogénea y disímbola, en los cinco eventos que tuvieron lugar apreciamos que efectivamente existía un ambiente de crítica con gran influencia antipsiquiátrica hacia la psiquiatría oficial. La- mentablemente, más allá de ellos, no se lograron concretar algunas otras acti- vidades de importancia. En el plano práctico, únicamente podemos señalar la experiencia de Sylvia Marcos y su grupo Procesos de Acción Comunitaria, en la que se conjugaron algunos fundamentos antipsiquiátricos –como la posi- ción en contra de los hospitales psiquiátricos y la relación vertical entre el psi- quiatra y el paciente– con la psicoterapia feminista, la asistencia comunitaria a partir de redes y la medicina tradicional. Consideramos que este fue uno de los ensayos más interesantes que se dieron en México con respecto a la anti- Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Historia Moderna y Contemporánea • Maestría


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