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Representaciones y practicas sociales

“Los que voLaron sobre eL nido deL cuco.” F. Morales tencia como parte de un sistema social represivo que reproducía en ellos todas sus más inhumanas características. Las representaciones audiovisua- les de los manicomios en nuestras cuatro cintas precisamente van en este sentido. Algunos historiadores han señalado acertadamente que el cine tradicionalmente ha ofrecido una visión negativa de tales instituciones;36 no obstante, cabe apuntar que en México esto no había sucedido anterior- mente más que en un par de ocasiones y no de una manera tan directa –La Loca (1952) y Manicomio (1959). En dos de nuestras películas vemos que en un primer momento los mé- dicos tratan de dar una buena impresión de los hospitales psiquiátricos. En El infierno de todos tan temido, un psiquiatra le dice al personaje principal, Jacinto Chontal: “Aquí te vamos a ayudar los más que podamos, te vas a sen- tir muy bien ya verás; hay un ambiente agradable.” En la misma línea, en Los renglones torcidos de Dios, un médico le pregunta a Alicia Gould, la prota- 221 gonista: “¿Tiene conciencia de dónde está?”, “Sí, doctor, en un manicomio”, responde ella. “Digamos más bien en un sanatorio psiquiátrico, sanatorio” –dice el galeno– es decir, un lugar para sanar.” No obstante, en breve las imágenes de dichos establecimientos se tor- nan sombrías y crudas. Curiosamente, el propio médico que enfatizaba el carácter terapéutico del asilo frente a Alicia Gould, le termina advirtiendo: “Lo siento, pero entrará en un mundo que no le será grato.” En los cua- tro filmes, los manicomios son representados como sitios sucios, oscuros, desordenados, antiguos y muy cercanos a las instituciones carcelarias. Son comunes las imágenes de jaulas, de puertas con candados, de cuartos de aislamiento y de castigo (las “bartolinas”, como las llamada Jacinto Chontal). Destaca también que al menos en dos casos, La mansión de la locura y Los renglones torcidos de Dios, los viejos manicomios (un castillo decimonónico y una hacienda revolucionaria, respectivamente) se encuentren enclavados en lugares con una belleza natural esplendorosa, lo cual contrasta y enfatiza el carácter pernicioso de tales instituciones. Las prácticas inhumanas y salvajes, asimismo, son imágenes recurrentes en estas películas. En María de mi corazón vemos cómo una fornida enferme- ra asesina de forma brutal a una paciente al hacerle una llave con sus brazos. En la Mansión de la locura una infinidad de seres desamparados gimen en calabozos subterráneos. Uno de ellos, encadenado, susurra como Dante a la D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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