Tres miradas a la hisToria conTemporánea isbn: 978-607-9294-05-2 iniciado la disputa política por la sucesión presidencial en la que los cromis- tas respaldaban a Calles y los cooperatistas a Adolfo de la Huerta. En estas condiciones, el conflicto entre estas dos organizaciones laborales se agravó con el encarcelamiento de Asunción Díaz, presidente municipal depuesto anteriormente, que entonces se desempeñaba como presidente de la Unión de Obreros y a quien exigieron, para liberarlo, que dijera a sus compañeros que el único camino que les quedaba era integrarse a las ligas.65 Tras la desaparición de Díaz, su caso fue turnado a Eduardo Delhu- meau, a cargo de la Procuraduría General de Justicia de la república. Mien- tras tanto, el diputado Cervera Certucha continuó abogando por los trabaja- dores libres y comunicó a Obregón el reclamo de Porfirio Pérez, presidente interino de la Unión de Obreros, quien se quejaba de que sus compañeros no podían trabajar, pues eran aprehendidos por las autoridades.66 Se inició la 68 investigación para tratar de localizar a Asunción Díaz, pero este se presentó voluntariamente el día 3 de noviembre ante las autoridades correspondientes para informar que había decidido ocultarse por temor y como consecuencia del enrarecimiento del ambiente político. Con su presentación, se descarga- ron las sospechas en contra de las autoridades municipales socialistas, pero este tipo de acciones fueron interpretadas por los enemigos del Socialista Agrario como una forma de presión por parte de las autoridades de Campe- che que buscaban imponer la candidatura de Plutarco Elías Calles.67 Es decir, estaban conscientes de que con la inscripción de los traba- jadores libres al partido socialista se aseguraba el voto a favor de Calles al “engancharlos” dentro de las ligas, además de que se lograba el control de los negocios que aseguraban el dinero para la campaña. Por esta razón, las ligas obreras socialistas eran consideradas como dictatoriales por los traba- jadores libres, que denunciaban que en el estado no gobernaban las autori- dades sino los líderes de las ligas que manejaban la justicia y controlaban la fuerza policiaca a su antojo, dando lugar a una “dictadura sovietista” fuera del orden constitucional.68 La agresión en contra de la Unión Obrera fue corroborada por un mensa- je firmado por Roberto S. Boyd. Este era un comerciante que había contratado gente de la Unión de Carretilleros y Jornaleros Terrestres para que embarcaran un cargamento de chicle en el puerto del Carmen. Sin embargo, estos traba- jadores se rehusaron a hacerlo a menos que también se les diera el trabajo de Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Historia Moderna y Contemporánea • Doctorado
Tres miradas a la historia contemporánea (electronico)
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