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Espacios Tatuados

La sierra Tarahumara... R. Luna rahumara Baja o Antigua (1604), ubicada en las fronteras de los territorios tepehuanes y tarahumaras, al sureste de la sierra; Tarahumara Alta o Nueva (1673), al norte, que ahora comprende la zona del Papigochi y los muni- cipios de Carichí y Bocoyna, y la misión de Chínipas (1601) localizada en la porción suroeste de la sierra o también llamada zona de barrancos.5 La demarcación en partidos estaba compuesta por los pueblos de misión o ca- beceras misionales, que a su vez se componían por los pueblos de visita, que fueron las unidades mínimas de organización misional. Esta primer etapa misional estuvo basada en los presupuestos comuna- les antes mencionados, es decir, reunir a la población en las misiones y con ello crear una vida en comunidad para, posteriormente, conformar pueblos; esto permitiría su reducción, una vida en paz, la creciente catequización y conversión religiosa, una autonomía económica y la erradicación de cos- tumbres paganas como la poligamia y el alcoholismo. 177 Debido al sedentarismo agrícola provocado por las misiones, el aban- dono de las prácticas de movilidad territorial entre rancherías permitió, ade- más de la autosuficiencia económica de estas, la introducción de nuevas formas de organización productiva, nuevas técnicas y tecnologías agrícolas, es decir, un moderno complejo productivo. Por otra parte, la representación y organización política centralizada y subordinada a una nueva estructura política restó autonomía a las unidades domésticas; también se introdujo una nueva organización política representada por figuras como fiscales, capita- nes, soldados, tenientes, generales y gobernadores.6 La respuesta de las poblaciones indias fue diversa y cambiante. Durante siglos hubo un abierto rechazo a esta empresa, manifestado tanto en rebe- liones violentas como en estrategias de resistencia pasiva; sin embargo, la gradual aceptación y modificación de elementos culturales propios y ajenos fue inevitable. Los cambios en términos de organización comunal fueron significativos, pero también la persistencia de algunos otros aspectos que hasta la fecha siguen definiendo las dinámicas regionales. Por tanto, no fue una aceptación abierta ni un rechazo total a todas las formas introducidas por los misioneros, sino un proceso histórico complejo y diferenciado de apropiación, modificación y asimilación de aspectos comunitarios distintos a los hasta ese momento existentes; como ejemplo, se puede decir que aún D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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