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Espacios Tatuados

El sentido territorial... F. Khayar La noción de los territorios de la movilidad o territorios circulatorios (Tarrius, 2001) expresa estas nuevas formas de reconfiguraciones espaciales. En efecto, los territorios circulatorios son testimonio de la socialización de los espacios, los cuales sustentan las prácticas de la movilidad de las perso- nas. Este concepto sugiere que el orden que nace de las prácticas de vida sedentarias no es esencial para la existencia de identidades y territorialidades variadas. De este modo, el movimiento, los flujos, las circulaciones, etc. ad- quieren un sentido social concreto en el espacio: los territorios circulatorios son espacios de mestizajes parciales y momentáneos, pero también forman parte de los territorios de la movilidad de los migrantes (Tarrius, 2001). En la medida en que los movimientos humanos que actúan en diferen- tes temporalidades y se expresan a través de diferentes actores se yuxtapo- nen, se superponen y se articulan para conformar nuevas formas de enten- der el territorio, los transmigrantes crean formas originales de identificarse 25 con el espacio. A través de las redes circulatorias, en la convivencia con otros migrantes, o con grupos sedentarios específicos, se crean lazos en un espacio-tiempo definido, que se manifiestan en lugares concretos. Se nego- cian las identidades para lograr acuerdos sobre el uso del espacio, sobre los intercambios comerciales, sociales, etc.; en otras palabras, se le confiere un nuevo significado al espacio migratorio y se adquiere conocimiento de este. Se crean entonces nuevas formas de organización social. Se observa igualmente un proceso territorial mediante el cual se crean centralidades para actores específicos (los actores de la movilidad) en detrimento de las centralidades dominantes. Así, los actores de la movilidad contribuyen al cambio o trastorno de las centralidades nativas. Se crean territorios transver- sales ajenos a las fronteras impuestas “desde arriba” (por organismos admi- nistrativos oficiales o por hegemonías locales). De este modo, los colectivos itinerantes construyen poco a poco, en cada etapa de sus recorridos, los territorios de su movilidad. Las experiencias espaciales y fragmentadas de los individuos son cons- titutivas de un campo de las relaciones sociales, donde el hecho migratorio se consolida a través de la puesta en marcha de un sistema de redes sociales dinámico dentro de un campo significativo de interacciones (Faret, 2001b). Por lo tanto, el fenómeno migratorio debe contemplar una perspectiva teóri- ca novedosa que no parta de una visión atómica de las experiencias sociales, D. R. © 2012, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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