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Espacios Tatuados

Espacios tatuados. Textos sobre el estudio de las regiones y los territorios isbn: 978-607-7613-86-2 ficio. Los indicadores construidos por las evaluaciones oficiales no permiten cumplir una de las finalidades primordiales que debe tener toda evaluación de políticas públicas: el mejoramiento de los programas y de las políticas a partir de la detección de los errores y de los defectos, del cuestionamiento de sus principios y supuestos, de la determinación sobre la utilización correcta de los recursos y del análisis de los resultados (Mejía, 2003: 86). Todavía hacen falta evaluaciones contrafactoriales verdaderamente independientes que demuestren que los resultados imputados al Procampo son efectivamen- te una consecuencia de ese programa y no de otros factores. No obstante, si el Procampo hubiera tenido verdaderamente los impac- tos que se pretenden, habría efectos notables sobre el sector agrícola en su conjunto, sabiendo que más de un tercio de los productores y la mitad de la superficie sembrada del país son beneficiados por el programa. Sin embargo, 84 como mostramos en este trabajo, el sector agrícola mexicano y las condicio- nes de vida en el campo no han mejorado sustancialmente desde la instau- ración del Procampo. La pobreza rural se mantiene en sus niveles de 1993, el crecimiento del pib primario es mínimo, la mecanización de la agricultura está estancada, la emigración rural explotó en los años de funcionamiento del Procampo, y el sector agrícola ha perdido millones de puestos de trabajo. Como lo admite la propia evaluación oficial de 2001 y como lo reafir- ma el creciente déficit comercial agroalimentario, el Procampo es insuficiente para que los agricultores mexicanos puedan competir en el mercado interna- cional, particularmente en el marco del tlcan. Además de ventajas territoria- les, Estados Unidos y Canadá poseen enormes recursos que pueden transferir a sus agriculturas bajo la forma de inversiones en infraestructura, tecnología, logística comercial y en subsidios directos a los agricultores. De esta manera, por ejemplo, en 2002, Canadá atribuyó un subsidio per cápita anual a sus pro- ductores agrícolas de alrededor de 11 000 dólares, Estados Unidos de 16 000 y México de sólo mil (Puyana y Romero, 2005: 93). Ante la falta de compe- titividad y las limitadas posibilidades de conversión productiva,42 no resultan sorprendentes las tendencias observadas en el sector agrícola. De esta forma, el Procampo ha fracasado en su razón de ser inicial: compensar a los productores rurales mexicanos ante los subsidios que reci- ben los productores extranjeros en el contexto de la liberalización comercial y la eliminación de los precios de garantía. México sencillamente no tiene Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Estudios Regionales • Maestría


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