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Los superheroes no existen

introduCCión 13 distancia” no es un voto más, sino que carga sobre sí toda la representación del imaginario político respecto a lo que la migración constituye para una nación. Por ello, en el caso de la primera elección donde votaron los mexicanos desde el extranjero, en 2006, los resultados fueron para los más escépticos una prueba irrefutable de su fracaso, sobre todo frente a las expectativas sobre los potenciales votos contados en millones que se adjudicaban a los mexicanos en el exterior. Los votos emitidos, por debajo incluso de los 50 000 ciudadanos que se registraron (32 000 votos efectivos, para ser exactos), sirvieron para ali- mentar ligeras muecas y gestos de autocomplacencia entre quienes siempre tuvieron dudas sobre este proceso. Las leves sonrisas expresaban una frase coloquial mexicana que suena a escarnio: “Se los dije”, constatación de uno de los principales argumentos que se esgrimieron para explicar la baja participación electoral desde el exterior: la falta de interés de los mexicanos en las elecciones de su país de origen. Los otros argumentos de carácter más técnico, como las dificultades para el registro en un tiempo récord (107 días), contar con la credencial para votar con fotografía expedida por el ife (requisito obligatorio para que cualquier mexicano vote), la imposibilidad de obtener dicha credencial del ife fuera del país, el costo del proceso, los errores insalvables y una larga lista de complicaciones que veremos aquí, sirvieron para el informe técnico del propio Instituto Federal Electoral, pero no modificaron el ánimo crítico contra los migrantes, quienes desilusionaron con su abstención cívica: ¿no que querían votar? CIuDADANÍA A PRuEBA: ¿LOS MIGRANTES DEBEN TENER DERECHOS? La desilusión por los votos que no llegaron a raudales fue algo así como una oportunidad desperdiciada de parte de los mexicanos en el exterior que, sin embargo, se carga aún más de un tono crítico no sólo por el resultado numérico en votos, sino también desde un elemento más profundo que toca partes sensibles del propio nacionalismo mexicano. un elemento que sirve para explicar este proceso es el cambio en la imagen del migrante, socialmente compartida por los mexicanos durante décadas, que pasó de ser visto como un renegado a ser descrito como héroe.


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